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Los anclajes de PNL

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¿Qué es un ancla?

Un ancla es un estímulo que cambia nuestro estado de forma instantánea. De hecho, lo que sucede es que evoca un recuerdo con tanta fuerza, que prácticamente nos transporta a ese momento. Es como viajar en el Túnel del Tiempo.

Ese estímulo puede ser

  • Una imagen: veo una foto de un lugar donde lo pasé muy bien e inmediatamente me vienen recuerdos de esos momentos y me siento tan bien como cuando estuve allí. Por ejemplo, cuando yo veo una imagen de Lugano desde el agua, recuerdo un bonito viaje a Suiza y me siento feliz como en aquél viaje.
  • Un sonido: escucho una determinada canción y me transporta a un episodio de mi vida. Yo tengo muchas canciones, especialmente de épocas bastante lejanas. “Ve con él” es una canción de Basilio (un cantante panameño ya fallecido) que escuché varias veces durante un largo viaje cuando tenía 14 años; escucharla o simplemente acordarme del título me transporta a las sensaciones vividas en ese mi primer viaje solo.
  • Un olor: huelo (o imagino oler) algo y ese olor me arrastra a una experiencia donde estaba presente. Si yo te digo ahora que te imagines que estás oliendo un pedazo de tiza, probablemente eso te evocará tus años en la escuela.
  • Un sabor: degustar un guiso que tenga un sabor determinado nos lleva a situaciones donde hemos comido previamente ese plato con ese mismo y preciso sabor. Yo puedo comer muchos tipos de pasta con salsa; sin embargo, hay una salsa de tomate, hecha con ciertos tomates y condimentada de una determinada forma, que me transporta inevitablemente a mis estancias en el Sur de Italia.

“Un estímulo nos puede transportar plenamente a otro momento de nuestra vida”

Esta escena de “Ratatouille” es un fantástico ejemplo de ancla gustativa:

 

¿Cómo se forma un ancla?

Las anclas que he citado antes se formaron de manera casual. Del mismo modo que tú también tienes, probablemente, muchas anclas que se han formado “solas”. En realidad, lo único que se necesita es un evento con cierta carga emocional mínima.

En condiciones normales, me resultará indiferente una foto de un lugar que yo he visitado y donde no ha ocurrido nada especial; sencillamente, no hay un estado emocional significativo y probablemente me limite a decir “sí, yo estuve ahí”. En cambio, cuando yo he vivido alguna emoción especial (no hace falta que sea muy intensa) esa foto evocará el recuerdo del episodio y, con él, la emoción.

Estamos hablando, pues, de un proceso natural. Las anclas que cada persona tiene ya instaladas han llegado ahí como consecuencia de las vivencias acumuladas por esa persona y están disponibles para ser activadas cuando se presente de nuevo alguna imagen, sonido, olor, sabor o sensación física que forme parte de ese recuerdo.

“Un evento con carga emocional puede generar un ancla”

Quizás en este momento te estés preguntando: “Entonces, si es un proceso ‘natural’ ¿para qué sirve hablar de anclas?” La respuesta es simple: si sabemos cómo funciona el proceso ‘natural’, podemos copiarlo y construir anclas a voluntad.  ¿Te parece interesante?

Anclas ‘bajo pedido’

Trabajando con PNL Programación Neuro- Lingüística, enseñamos a las personas a crear anclas de forma voluntaria. Es un procedimiento que luego nos permite acceder con más facilidad a un determinado recurso, que deseamos tener disponible en una situación.

Por ejemplo, imaginemos que has de hacer una presentación en público y quieres asegurar mínimamente que te sentirás con calma. Puedes crear un ancla de calma que te ayude a iniciar la presentación desde ese estado y también te puede servir para recuperar la calma si a mitad del evento fuera necesaria.

En realidad, el anclaje automatiza una secuencia que funciona siempre. Te propongo una prueba: elige un recuerdo de un día en el que hayas vivido algo divertido. Cuando lo tengas, cierra un momento los ojos y recupera las imágenes, sonidos y sensaciones de esa vivencia. Probablemente, el sencillo acto de recordar ese episodio divertido ha provocado que ahora mismo sientas un poco de esa diversión.

“Cuando recuerdas algo, revives el estado emocional del recuerdo”

Los recuerdos funcionan así: impregnan nuestro estado de ánimo de este momento con el estado de ánimo presente en el evento recordado. La secuencia es ‘estado de ánimo presente èrecuerdo è emoción asociada al recuerdo è nuevo estado’. Con el anclaje vamos a automatizar ese proceso, de manera que sea más rápido.

Establecer un ancla

El procedimiento para crear un ancla es relativamente sencillo, aunque es preciso hacerlo con cuidado. Aquí describiremos un auto-anclaje; si puedes contar con la ayuda de un experto en PNL, el proceso puede ser aún más efectivo.

Para empezar, necesitas identificar el recurso a anclar. Cuando hablamos de recurso, nos referimos a un estado interno, a algo que tú quieras sentir internamente. A veces, nos encontramos con personas que pretenden anclar estados ajenos (que el público esté tranquilo) o hablan de ‘recursos’ en términos de acciones (que yo sepa decir las palabras adecuadas). Todo eso no nos resulta de utilidad.

Necesitamos reconocer el estado que le sirve a esa persona para favorecer que el público esté tranquilo; probablemente, será su propia tranquilidad. Análogamente, ‘decir las palabras adecuadas’ es una acción posible solamente si la persona se halla en un estado específico; quizás sea ‘centrado’ o ‘atento’.

Este trabajo de indagación previa requiere un cierto tiempo. A veces, parece que se necesite más de un recurso; está bien. Empezaremos por anclar uno (el que parezca más importante) y luego veremos si hace falta algo más.

A continuación, localiza el recuerdo de un episodio de tu vida donde experimentaste ese recurso. Imaginemos que quieres anclar “confianza. Pues has de buscar un recuerdo donde hayas sentido esa confianza, donde estabas profundamente confiado. No importa si el recuerdo no tiene nada que ver con el contexto donde ahora necesitas estar confiado; sólo nos interesa que la sensación de confianza esté presente en ese recuerdo.

Seguidamente, ponte de pie (es más fácil trabajar las anclas de pie) lee estas indicaciones y luego las ejecutas con los ojos cerrados:

  1. cierra los ojos y trae las imágenes relacionadas con el recuerdo seleccionado, fijándote en lo que ves.
  2. incorpora los sonidos que acompañan a las imágenes; pueden ser palabras que tú dices, palabras que dicen otras personas, otros sonidos procedentes del exterior o incluso tu propio diálogo interno (esas cosas que nos decimos a nosotros mismos y que siempre están)
  3. lleva tu atención a las sensaciones internas que estás experimentando en este momento
  4. haz un gesto especial o toca alguna parte de tu cuerpo (ese gesto o toque será el ancla)
  5. abre los ojos

Fíjate que en este proceso hemos añadido algo nuevo a la experiencia inicial: el gesto o toque del apartado d). Es como si hubiéramos puesto un pulsador que nos permita activar esa experiencia. Vamos a comprobar si el pulsador funciona.

Cierra de nuevo los ojos y repite el gesto o toque. Si eso te lleva directamente a la experiencia es que el ancla está bien instalada. En caso contrario, es cuestión simplemente de repetir los pasos anteriores.

Una vez comprobada el ancla, vamos a utilizarla. Es la parte más breve y más emocionante. Piensa en la situación donde quieres tener ese estado tan especial que has anclado. Apenas empieces a llevar tu atención hacia esa situación, cierra los ojos y haz el gesto o toque del ancla. Y simplemente déjate sorprender por lo que ocurra.

Si el ancla está bien construida, lo que sucederá es que notarás el estado de recursos mientras te proyectas hacia la situación a manejar. Ello te permitirá afrontar esa situación de un nuevo modo. Si por algún motivo consideras que necesitas algún recurso adicional, puedes repetir el proceso tantas veces como quieras. Al fin y al cabo ¡¡¡es gratis!!!

Utilización

Ya tienes construido tu anclaje para esa situación. Y ahora, ¿qué hago? Aquí tienes algunas recomendaciones.

Antes quiero hacerte notar que las personas, cuando pensamos  en acontecimientos futuros, tendemos a imaginar como irá. En función de nuestra experiencia previa, expectativas, creencias, forma de ser, etc. imaginamos esa escena futura de una manera más o menos favorable. Podríamos decir que es una forma de “entrenamiento”. Pues bien, ahora puedes incluir el ancla en ese entrenamiento, de modo que te imagines la escena desde tu plenitud de recursos.

“Cuanto más uses el ancla, más útil se hace“

Desde el momento en que ya tengas construido el anclaje, puedes empezar a entrenar la situación, repitiendo el último paso que has recorrido al construirlo: lleva tu atención hacia la situación que quieres afrontar, cierra los ojos y activa el ancla. Repite este proceso de forma espaciada; cuantas más veces lo hagas, más “natural” se volverá para ti vivir esa situación con el recurso añadido.

Y a partir de ahora, ya sabes: puedes crear tu estado “a la carta”.

Mayte Galiana
Mayte Galiana
Formadora PNL. Miembro didacta de la AEPNL (Asociación Española de PNL). Fellow Member Trainer de la IANLP (International Association for NLP). Máster en Hipnosis Ericksoniana con PNL / Máster en PNL y Salud. Coach wingwave.

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