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10/06/2019
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26/07/2019Hoy ha llegado a mis manos este artículo People with depression use language differently – here’s how to spot it. En él se detallan los resultados de un estudio que permite llegar a la conclusión de que, efectivamente, las personas que sufren depresión se expresan de una forma diferente… Por esta razón hoy dedicamos el artículo a hablar sobre el metamodelo de lenguaje en PNL.
Leyendo el artículo y el estudio al que se refiere, me llama la atención una cosa: la coincidencia entre esas conclusiones y mi propia experiencia trabajando desde el año 1994 con Programación Neuro-Lingüística (PNL).
Al igual que hacemos en el campo de la PNL, en ese estudio se destaca algo muy interesante: el estilo del lenguaje (como decimos en PNL, la «estructura» ) es más importante que el contenido. Es decir, no se trata solamente de que las personas con depresión hablan preferentemente de emociones negativas, sino que, además, el modo en que hablan es distinto.
Efectivamente, en mi experiencia trabajando con personas de ámbitos y profesiones muy diversos, he observado que existe una conexión directa entre la forma en que habla una persona y la forma en que piensa; asimismo, esas formas están relacionadas con el estado mental y emocional, Y como consecuencia, cuando alguien cambia su forma de hablar, de manera inevitable modifica también su forma de pensar y su estado mental y emocional.
Veamos todo ello con más detalle.
Uso de lenguaje absoluto
Lenguaje absoluto o lenguaje «en blanco y negro» es una forma de expresarse que define realidades sin matices o grandes bloques irreconciliables y mutuamente excluyentes (como los colores blanco y negro). Palabras como absolutamente, siempre, todo, constantemente, completamente, nos permiten identificar este tipo de pensamiento.
En el estudio citado se identifica la destacada presencia del lenguaje absoluto en las conversaciones y escritos de personas deprimidas.
El uso elevado de palabras absolutas es un marcador específico de la ansiedad, la depresión y las ideas suicidas
El pensamiento absoluto subyace a muchas distorsiones cognitivas y creencias irracionales
Cuantificadores universales
En el campo de la PNL, llamamos Cuantificadores Universales a estas palabras: todo, todos, siempre, nada, nadie, nunca.
Siendo palabras que definen realidades o categorías globales, sin matices, podemos comprobar fácilmente que se trata del tipo de vocablos relacionadas con el estilo de lenguaje absoluto.
En nuestro trabajo con PNL, detectamos rápidamente esas palabras y proponemos algunas preguntas para indagar más allá. El objetivo de esa indagación es verificar si existe alguna base para tal afirmación o si, por el contrario, se trata de una exageración, de una generalización construida a partir de muy pocas experiencias.
Por ejemplo, tomemos la frase «siempre me cuesta hacer cambios». Para explorar esa frase, planteamos estas preguntas: «¿Siempre, siempre?»; ¿quieres decir que todas y cada una de las veces en que has realizado algún cambio te ha costado?; o también «¿no existe una sola ocasión en que hayas realizado un cambio y no te haya costado?».
Como es de suponer, la respuesta a alguna de esas preguntas dejará entrever que se trata de una generalización exagerada. En la vida de cualquier persona hay cambios que resultan más costosos y otros más fáciles y sencillos. Y es precisamente esa gama de matices la que se pierde cuando se abusa de los Cuantificadores Universales, lo que nos lleva de nuevo al tema del lenguaje absoluto, es decir, sin matices.
Me detengo un momento para señalar que este tipo de frases pueden ser escritas por su autor, pronunciadas en voz alta o también expresadas sólo internamente (lo que en PNL llamamos el «diálogo interno»). Cualquiera de esas formas tiene el mismo efecto: la frase expresa una manera de entender como funciona el mundo, una manera de pensar acerca de la vida, de las personas y de las cosas. Y en cualquiera de los casos es aplicable el uso de ese conjunto de preguntas.
Esas preguntas son asimismo adaptables a los otros Cuantificadores Universales: basta sustituir en ellas «siempre» por el cuantificador correspondiente.
El Metamodelo del Lenguaje
La herramienta de la que procede esta forma de trabajar con los Cuantificadores Universales es el Metamodelo del Lenguaje. Consiste básicamente en un conjunto de patrones que nos permiten reconocer limitaciones o distorsiones cognitivas y que se pueden abordar con una serie de preguntas guía.
El Metamodelo del Lenguaje fue enunciado inicialmente por Richard Bandler y John Grinder en su libro La estructura de la magia (volumen I), obra que fue la semilla inicial de la Programación Neuro-Lingüística (PNL).
Existen otras elaboraciones posteriores de este modelo. Por ejemplo, Robert Dilts sistematizó los patrones lingüísticos y las preguntas correspondientes, de modo que resulta más fácil trabajar con él. Por otra parte, L. Michael Hall propuso una ampliación, incluyendo otros patrones lingüísticos que añaden más posibilidades de exploración.
El Metamodelo del Lenguaje es una herramienta clave del trabajo con PNL y cualquier modelo de intervención incluye su uso, con el objetivo de precisar significados, clarificar ideas e identificar limitaciones en la forma en que una determinada situación es percibida.
Preguntar respetando el mapa del otro
En PNL, llamamos «mapa» al conjunto de elementos que conforman el modo en que alguien percibe el mundo. La PNL se basa en determinadas presuposiciones (a modo de axiomas) una de las cuales dice «cada persona tiene su propio mapa del mundo y ninguno de ellos es mejor que otro». Podemos traducir esa expresión diciendo que «el mapa de cada persona merece ser respetado».
En este sentido, el Metamodelo del Lenguaje es una herramienta que permite explorar, indagar en una determinada experiencia, respetando profundamente ese mapa. Cuando formulamos una pregunta cualquiera de las que propone el Metamodelo, no sabemos cual será la respuesta. Lo que importa es que esa pregunta guía a la persona hacia una forma de indagación interna que le induce a revisar su formulación lingüística. El resultado de esa indagación suele ser una nueva frase que refleja un cambio en la percepción; la cosa interesante es que ese cambio en el mapa ha sido realizado autónomamente por la persona, a partir de la pregunta formulada.
Idéntico proceso sucede cuando nos realizamos esa pregunta a nosotros mismos. Si yo me digo «siempre me pongo nervioso en situaciones como ésta» y seguidamente me pregunto «¿siempre, siempre?», la respuesta que genero me lleva a revisar la frase inicial y, en consecuencia, mi percepción de la situación.
Para seguir indagando
Si deseas conocer algo más acerca del Metamodelo del Lenguaje, te recomiendo este libro, que recoge muchas de las aportaciones que he citado anteriormente y las presente de una forma amena y sencilla, al mismo tiempo que rigurosa: La magia de la PNL al descubierto, escrito por Byron Lewis y Frank Pucelik (aunque, por razones que desconozco, éste último no aparece como autor en la versión española)
En este enlace puedes descargar gratuitamente las páginas iniciales del libro.
Si te interesa este tema, puedes considerar profundizar en el conocimiento de la Programación Neuro-Lingüística. Sus herramientas y modelos son un enorme caudal de recursos para el desarrollo personal y profesional.
De la misma forma que para aprender a nadar te has de mojar, la PNL se aprende en cursos presenciales, interactuando con otras personas y recibiendo en directo el feedback de los docentes.