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06/09/2019
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20/09/2019Todos tenemos metas que queremos lograr. Puede parecer que el camino hasta donde buscamos llegar es complicado y lleno de obstáculos, pero disponemos de herramientas para allanarlo. Hoy descubrimos cómo ayuda la PNL a alcanzar objetivos.
La importancia de definir bien el objetivo
La forma en que defines tus objetivos condiciona su logro. Más adelante te contaremos más detalladamente como ocurre esto. Por el momento, necesitamos solamente tener en cuenta que un objetivo ha de ser algo que me atraiga, que me estimule, que incentive mi actividad.
Sabemos que el lenguaje es un poderoso generador de realidad; nuestra mente recibe el impacto de los mensajes verbales de los demás y también de los nuestros. En consecuencia, necesitaremos cuidar la formulación de nuestros objetivos para favorecer su consecución. De otra forma no podremos aprovecharnos de cómo nos ayuda la PNL a alcanzar objetivos.
También es importante tener en cuenta lo que nos decimos acerca de esos objetivos, de su mayor o menor accesibilidad, sobre nuestras capacidades para lograrlos y, muy especialmente, sobre nuestros merecimientos para alcanzarlos.
Cómo ayuda la PNL a alcanzar objetivos:
La Programación Neuro-Lingüística ha identificado determinadas condiciones que ha de cumplir un objetivo para considerar que está bien establecido.
Podemos empezar con una descripción de nuestro objetivo (mejor si está escrita) y seguidamente comprobar que ese objetivo cumple estas 5 condiciones, que enseguida describimos ampliamente:
- Definido en forma positiva
- Autoresponsable
- Concreto
- Verificable
- Ecológico
Paso 1: Definido en forma positiva
En nuestra cultura y nuestra forma de hablar está muy arraigado el uso de formas negativas del tipo “No dejes la mochila ahí” o “No me quiero enfadar”. La primera frase tiene la apariencia de una orden clara y precisa, mientras la segunda parece un objetivo. Sin embargo, si escarbamos un poco, veremos que no es así.
En cuanto a las “órdenes” es obvio que la frase “no dejes la mochila ahí” es una prohibición clara respecto a la ubicación referida como “ahí”, pero ¿está clara la orden de dejarla en un determinado lugar? Decididamente, no. Para que la orden esté clara, es preciso explicitar el lugar. Todos reconocemos lo absurdo que sería tomar un taxi en Sevilla y decirle al taxista: “por favor, no me lleve a la Plaza de España”.
Para los objetivos, el asunto es similar. Existe la idea de que es bueno saber lo que alguien no quiere. Podemos aceptar eso, pero mientras no digamos lo que verdaderamente deseamos, nuestra mente se encontrará como el taxista: bloqueada, sin saber hacia dónde moverse.
La cosa se complica aún más cuando los objetivos se refieren al modo en que nos queremos sentir. Si yo me digo internamente “no me quiero enfadar”, mi atención se centra inevitablemente en el enfado. Es una conexión neuro-lingüística inevitable: las palabras (dichas o pensadas) guían nuestra atención. Paradójicamente, decirse “no me quiero enfadar” contribuye al enfado, al igual que pensar “no me pondré nerviosa” induce nerviosismo.
Nuestra mente necesita una dirección clara, algo que le señale hacia donde es conveniente que dirija y focalice su atención y energía. Y ello es posible sólo en el caso de que un objetivo esté definido de manera positiva; que diga aquello que quiero realizar, alcanzar o como quiero sentirme, en lugar de citar todo lo que quiero evitar. Gracias a esta practica nos ayuda la PNL a alcanzar objetivos.
Paso 2: Autoresponsable
Las personas sabemos que muchos resultados no dependen sólo de nuestra acción; el azar, determinadas condiciones o simplemente la acción de otras personas, son elementos que están fuera de nuestro control directo.
La segunda condición que necesitamos comprobar es que las acciones requeridas para alcanzar el objetivo dependan de ti y están a tu alcance. A veces, ello obliga a reformular el objetivo, encontrando una manera diferente de decir lo que deseamos. Un ejemplo nos ayudará a comprender.
Imagina que eres un atleta que compite en carreras de 1.500 m. Puedes definir tus objetivos de muchas formas; una de ellas sería “ganar la próxima carrera”. ¿De quién depende ese objetivo? Es claro que depende de ti pero la cuestión es ¿depende totalmente de ti? Es obvio que no. Ganar una carrera depende de correr mucho, pero también de que nadie corra más que tú. Entonces, ¿cómo podemos reformular el objetivo?
Una buena alternativa es “prepararme para rendir al máximo en mi próxima carrera”. Aunque nos faltaría añadir algún aspecto (que veremos en las próximas condiciones), definido así el objetivo sí depende de ti. Puedes elegir la marca que deseas alcanzar, diseñar el plan de entrenamiento que te ayudará a alcanzar esa marca, cuidar otros muchos detalles (alimentación, salud física y mental, etc.) y, sobre todo, verificar el progreso de todo ello. Todas las acciones dependen ahora de ti. Asimismo, está en tu mano corregir el plan si ves que el progreso no es el que deseas. Llegado el día de la competición, tú ya habrás alcanzado tu objetivo; y si el resto de atletas corre menos que tú, entonces ganarás.
Si en un determinado objetivo reconocemos que el 25% del total depende de mí y el 75% no, nuestra habilidad es identificar ese 25% y convertirlo en un objetivo del cual soy 100% responsable.
Paso 3: Concreto
“Vender más”, “ser más feliz”, “trabajar en otra cosa” son ejemplos de objetivos poco concretos. ¿Cuánto quieres vender?, ¿en qué consiste ser feliz?, ¿en qué actividad deseas trabajar?. Descubre cómo nos ayuda la PNL a alcanzar objetivos al establecer unas metas más específicas. Concretar significa poder responder a estas preguntas, en relación a tu objetivo:
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¿Cuándo?
Hay quien dice que un objetivo es un sueño al cual hemos puesto fecha de realización. Lo cierto es que fijar una fecha equivale a organizar y movilizar nuestros recursos para hacerlo realidad en el plazo deseado. También nos permite planificar las acciones en el tiempo y elegir la secuencia más adecuada.
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¿Dónde?
Algunos objetivos tienen un lugar específico de realización y otros no. A veces, especificar el lugar es simplemente un modo de concretar mejor el objetivo. Por ejemplo, “ir a nadar a la piscina que hay cerca de mi casa” es preferible a decir simplemente “ir a nadar”.
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¿Cuánto?
Necesitamos tener una magnitud física que nos diga la cantidad concreta de lo que deseamos hacer. Volviendo al ejemplo anterior, podríamos añadir la frecuencia con que voy a ir a nadar y la distancia que me propongo recorrer: “iré dos veces cada semana y nadaré 1.000 metros cada vez”.
La combinación de tiempo (cuando) y cantidad (cuanto) nos permite también fraccionar nuestro objetivo. Si yo no voy a nadar de manera habitual, quizás es realista empezar por ir una vez a la semana durante el primer mes y nadar 500 metros. En este caso, mi objetivo de llegar a nadar 1.000 metros dos veces por semana tendrá una progresión que se extenderá en el tiempo.
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¿Con quién?
Muy a menudo, en la realización del objetivo intervienen otras personas. En ocasiones, son nuestros interlocutores: “mostrarme firme con mi hijo menor cuando me pida salir más allá de las 23:00”; otras veces, participan en nuestra actividad: “invitar a cenar a algunos amigos una vez por semana”.
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(a veces) ¿Con quién no?
Algunas veces nos conviene explicitar algunas personas con quienes no deseamos realizar el objetivo. Imagina que eres alguien que considera que los demás se aprovechan de su buena fe y disponibilidad para hacer favores. Un objetivo podría ser “poner límites claros sobre lo que me pueden pedir y lo que no”. Y quizás me interesa precisar que pondré esos límites para todas las personas, excepto para mi pareja e hijos.
Paso 4: Verificable
Esta expresión se refiere a que, mediante nuestros sentidos, podamos comprobar que se está llevando a cabo lo que habíamos definido. Sólo se puede gestionar lo que se puede medir, pues así sabemos si vamos por el buen camino y al ritmo adecuado. En realidad, es bastante intercambiable con la condición precedente, pues un objetivo concreto será verificable y viceversa. Primero definimos lo que captarán nuestros sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto) en el momento en que el objetivo se cumpla (o durante el camino hacia su realización).Teniendo en cuenta estos matices que nos enseña la programación neurolingüística, comprobaremos cómo nos ayuda la PNL a alcanzar objetivos.
Luego, cuando estemos en marcha, podremos ir comparando nuestras previsiones con la información de cada momento. Esto nos ayuda a evitar el riesgo de fiarnos de una opinión: “me parece que ya he nadado suficiente” (si el objetivo era 1.000 metros, no hace falta opinar, simplemente comprobar si ya los he nadado o no).
Paso 5: Ecológico
Nos referimos a evaluar las consecuencias que se derivan de alcanzar un objetivo. Una forma de hacerlo es empezar por estas preguntas:
- ¿Es bueno para mí? (es obvio que si el objetivo no me aporta nada, mejor olvidarlo)
- ¿Es bueno o neutro para mi entorno próximo? (aquí consideramos el impacto sobre nuestra familia, amigos, ambiente de trabajo; no hace falta que les aporte nada, simplemente asegurarnos de que no les perjudica)
- ¿Es bueno o neutro para el mundo en general? (aunque parezca extraño, puede haber acciones que no perjudiquen a nuestro entorno próximo y sí al mundo en general)
Seguidamente, necesitamos comprobar si el objetivo respeta algún beneficio importante de la situación actual. Por ejemplo, si yo veo a mis amigos precisamente los días en que me estoy planteando ir a la piscina y su amistad es algo importante para mí, el objetivo de ir a nadar dos veces por semana es poco ecológico. Quizás podría ver si ellos también desean ir a nadar; alternativamente, como el tema va de practicar algún deporte, podría conversar con ellos para hacer juntos alguna actividad.
Objetivos a tu alcance
La consecución de un objetivo implica planificar y llevar a cabo acciones. Y todo ello empieza definiendo ese objetivo. Las investigaciones de la P.N.L. llevaron a comprobar que la forma en que se define condiciona fuertemente que el objetivo sea alcanzable o no.
Recuerda:
- Elige lo que deseas alcanzar
- Identifica lo que depende de ti
- Concreta: ¿cuándo y cuánto?, ¿dónde?, ¿con quién?
- Define las formas de verificación: ¿qué verás, escucharás o sentirás?
- Comprueba la ecología
Con estas cinco condiciones nos ayuda la PNL a alcanzar objetivos. Siguiendo estos puntos conseguirás establecer unas metas concretas y alcanzarlas con mayor efectividad.